Cáncer de riñón


¿Qué es el cáncer de riñón?
El cáncer renal se origina en los riñones cuando las células comienzan a crecer sin control. Los riñones son dos órganos en forma de frijol, ubicados en la parte posterior del abdomen, protegidos por las costillas, y con una glándula suprarrenal encima de cada uno. Su función principal es eliminar el exceso de agua, sal y desechos de la sangre, que luego se transforman en orina. La orina se almacena en la vejiga antes de ser eliminada.
Además, los riñones controlan la presión sanguínea mediante la hormona renina y aseguran la producción de glóbulos rojos a través de la eritropoyetina. Aunque ambos riñones son importantes, es posible vivir con uno solo. En casos de fallo renal, algunas personas dependen de la diálisis, un procedimiento médico que filtra la sangre como lo harían los riñones.

Tipos de cáncer de riñón
Carcinoma de células renales: El tipo más común de cáncer de riñón (90% de los casos), que incluye subtipos como células claras, papilares, y cromófobas.
Carcinoma de células transicionales: Cáncer que se origina en el revestimiento de la pelvis renal, relacionado con el tabaquismo y la exposición a ciertos químicos.
Tumor de Wilms: Cáncer renal raro en adultos, que ocurre casi exclusivamente en niños.
Sarcoma renal: Cáncer raro originado en los vasos sanguíneos o tejido conectivo del riñón, representando menos del 1% de los cánceres renales.
Angiomiolipoma: Tumor benigno común que afecta principalmente a mujeres, formado por vasos sangu íneos, músculos y grasa, y tratado sólo si causa síntomas.
Oncocitoma: Tumor renal benigno infrecuente que generalmente no se propaga y se trata mediante cirugía si causa problemas.

Causas y factores de riesgo
Causas del cáncer de riñón:
Mutaciones genéticas: El cáncer de riñón es causado por cambios en el ADN de las células. Estos cambios afectan los genes que controlan el crecimiento celular. Los oncogenes promueven el crecimiento descontrolado, mientras que los genes supresores de tumores ayudan a prevenirlo.
Mutaciones hereditarias: Algunas mutaciones genéticas hereditarias aumentan el riesgo de cáncer de riñón. Ejemplos incluyen el gen VHL (enfermedad de von Hippel-Lindau), FH (leiomiomas hereditarios), FLCN (síndrome de Birt-Hogg-Dube) y MET (carcinoma papilar hereditario).
Mutaciones adquiridas: Muchas mutaciones en el ADN ocurren durante la vida y no se transmiten a las generaciones futuras. Factores de riesgo como la exposición a sustancias químicas (p. ej., humo de tabaco) contribuyen a estas mutaciones. La obesidad también afecta las hormonas, lo que puede influir en el crecimiento celular anormal en los riñones.
Factores de riesgo para el cáncer de riñón:
Fumar: Aumenta el riesgo de carcinoma de células renales (CCR), especialmente en relación con la cantidad de tabaco consumido.
Obesidad: Las personas con sobrepeso tienen mayor riesgo debido a cambios hormonales que favorecen el carcinoma de células renales.
Hipertensión arterial: El riesgo aumenta en personas con presión alta, aunque no se reduce con tratamiento.
Antecedentes familiares: Tener familiares cercanos con cáncer de riñón aumenta el riesgo, especialmente si hay antecedentes de cáncer sin afecciones hereditarias.
Riesgos laborales: La exposición a ciertas sustancias químicas, como el tricloroetileno, puede elevar el riesgo.
Sexo: Los hombres tienen el doble de probabilidad de desarrollar CCR que las mujeres, en parte por su mayor exposición a factores de riesgo como fumar.
Raza: Las personas de raza negra presentan un riesgo ligeramente mayor de CCR.
Ciertos medicamentos: El uso excesivo de acetaminofeno puede estar asociado con un aumento en el riesgo de CCR.
Enfermedad renal avanzada: Las personas con enfermedad renal avanzada o en diálisis tienen mayor riesgo de CCR.
Factores genéticos y hereditarios: Tales como enfermedad de Von Hippel-Lindau, Carcinoma renal papilar hereditario, Carcinoma renal asociado a leiomiomatosis hereditaria, síndrome de Birt-Hogg-Dube, Síndrome de Cowden, Esclerosis tuberosa, Enfermedad drepanocítica.

Detección temprana y síntomas
El cáncer de riñón a menudo se detecta en etapas tempranas, pero en algunos casos se diagnostica cuando ya está avanzado. Las razones para la detección tardía incluyen:
Los tumores pueden ser grandes y no causar síntomas.
Los riñones están en una zona profunda, dificultando la detección durante un examen físico.
No existen pruebas de detección recomendadas para personas sin factores de riesgo.
Detección en personas con riesgo promedio:
Los análisis de orina pueden encontrar sangre, pero esta también puede ser causada por infecciones o cálculos renales.
Las pruebas de imágenes (tomografía, resonancia magnética, ecografía) pueden detectar tumores, pero no siempre diferencian entre tumores benignos y malignos.
Detección en personas con mayor riesgo:
Las personas con condiciones hereditarias, como la enfermedad de von Hippel-Lindau, pueden someterse a estudios regulares para detectar tumores renales.
Se recomienda asesoramiento genético y pruebas para detectar mutaciones asociadas con el cáncer de riñón en familias con antecedentes.
Síntomas:
Síntomas
Aunque estos síntomas pueden indicar cáncer de riñón, a menudo se deben a enfermedades benignas. Se recomienda consultar al médico para un diagnóstico adecuado.

Tratamientos
Tratamientos locales
Las terapias locales tratan el tumor sin afectar al resto del cuerpo y son más efectivas en etapas tempranas del cáncer, aunque también pueden usarse en otras situaciones.
Cirugía para el cáncer de riñón:
La cirugía es el tratamiento principal para el cáncer de riñón y puede ser curativa. Existen varios enfoques, como la nefrectomía radical (extirpación total del riñón y tejidos cercanos) y la nefrectomía parcial (eliminación solo del tumor), dependiendo de la etapa y ubicación del cáncer. En algunos casos, se realizan procedimientos laparoscópicos o asistidos por robot para una recuperación más rápida. La linfadenectomía se realiza para examinar si los ganglios linfáticos están afectados, y la extirpación de las metástasis puede ser útil en ciertos casos. Los riesgos incluyen infecciones, daño a órganos cercanos, y posibles complicaciones renales.
Ablación y otros tratamientos locales para el cáncer de riñón
Cuando la cirugía no es posible para tratar el cáncer de riñón, se pueden utilizar tratamientos locales como la crioterapia y la ablación por radiofrecuencia, especialmente para tumores pequeños (hasta 4 cm). La crioterapia utiliza frío extremo para destruir el tumor, mientras que la ablación por radiofrecuencia emplea ondas radiales de alta energía para calentar y eliminar las células cancerosas. Ambos procedimientos se guían por imágenes y tienen riesgos como sangrado o daño a órganos cercanos.
Vigilancia activa para el cáncer de riñón
La vigilancia activa es una opción para algunos pacientes con tumores renales pequeños (menos de 4 cm) que crecen lentamente o son benignos. Consiste en monitorear el tumor con estudios por imágenes cada 3 a 6 meses, sin tratamiento inicial. Si el tumor crece rápidamente o supera los 4 cm, se puede extirpar o tratar. Esta opción es común en pacientes mayores o debilitados para evitar los riesgos de otros tratamientos. A veces, se realiza una biopsia antes de optar por la vigilancia para confirmar si el tumor es canceroso.
Radioterapia para el cáncer de riñón
La radioterapia utiliza rayos de alta energía para destruir células cancerosas y se emplea cuando el paciente no puede someterse a cirugía o tiene un solo riñón. Se usa principalmente para aliviar síntomas del cáncer de riñón, como dolor o sangrado, especialmente cuando el cáncer se ha propagado a otros órganos. La radioterapia externa (EBRT) es la más común, y si se trata una sola área de propagación, se usa la radioterapia corporal estereotáctica (SBRT).
Tratamientos sistémicos
Los tratamientos sistémicos para el cáncer de riñón utilizan medicamentos que se administran por vía oral o en el torrente sanguíneo, permitiendo que lleguen a las células cancerosas en todo el cuerpo. El tipo de medicamento varía según el tipo de cáncer de riñón.
Tratamiento con medicamentos de terapia dirigida contra el cáncer de riñón
Los medicamentos de terapia dirigida para el cáncer de riñón atacan cambios específicos en las células cancerosas, bloqueando procesos como la angiogénesis (creación de nuevos vasos sanguíneos) o proteínas que permiten el crecimiento celular. Estos tratamientos son más eficaces que la quimioterapia convencional. Se usan para tratar cánceres avanzados y también como terapia adyuvante después de la cirugía para reducir el riesgo de recurrencia.
Inmunoterapia para el cáncer de riñón
La inmunoterapia usa medicamentos para reforzar el sistema inmunológico y mejorar su capacidad para reconocer y destruir las células cancerosas. Para tratar el cáncer de riñón, se emplean diferentes tipos de inmunoterapia que ofrecen una opción prometedora para tratar el cáncer de riñón, lo que debe consultar con su médico tratante.
Quimioterapia para el cáncer de riñón
La quimioterapia utiliza medicamentos para combatir el cáncer, administrados por vía intravenosa (IV) o en pastillas. Es útil en casos de cáncer de riñón que se ha propagado a otros órganos, aunque no es un tratamiento convencional, ya que las células cancerosas del riñón suelen no responder bien. Algunos medicamentos como el cisplatino, fluorouracilo (5-FU) y gemcitabina pueden ser efectivos para unos pocos pacientes, pero generalmente se usa cuando otros tratamientos como la terapia dirigida o inmunoterapia ya han sido aplicados.
Datos importantes en Chile
NÚMERO | RANKING | PROP (X 100.000) | |
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NUEVOS CASOS | 2.233 | 6 | N/A |
MUERTE | 1.052 | 9 | N/A |
PREVALENCIA (5 AÑOS) | 7.075 | N/A | 36.8 |
Global Cancer Observatory, 2022
Es el tercer cáncer más prevalente en adultos, después del cáncer prostático y vesical.
Es el cáncer urológico más letal.
El tabaquismo es el principal factor de riesgo para el desarrollo de esta patología.
La obesidad impacta de manera más importante en las mujeres.